dilluns, 7 de desembre del 2009

El defensor del lector

Un seguit de persones i personatges han mostrat la seva consternació per una presumpta vulneració dels drets d’autor, mentre d’altres han explicat i justificat a bastament l’ús telemàtic dels textos que es fa en aquest blog.

Mostrem tot seguit les epístoles intercanviades, i encoratgem des d'aquí a vosaltres i els vostres egos respectius que hi poseu cullerada, o com diuen a Cullera, forquillada (o, fins i tot, si voleu, ganivetades, però , eh, bon rotllet?).

Atentament,

Carolino Herrero
(Cuchillo de palo)


Buenas tardes,


No puedo sino horrorizarme ante tamaña desfachatez: ¡habráse visto! ¿Cómo osan publicar textos de un autor sin pagar el debido porcentaje a la SGAE? ¿Y los derechos de autor? ¿Y el respeto a la propiedad?


Y no, no me vengan con la manida excusa de que el autor no es español. ¡A otro perro con ese hueso! En la SGAE cobramos por todos los autores, sin discriminarlos por si han confiado en nosotros para gestionar sus obras o no; después ya lo repartiremos a quien sea menester, y si no pues a cubrir gastos administrativos. Que no son pocos, oigan.

Sepan que sé dónde viven y si no nos pagan en menos de una semana, Ramoncín se les aparecerá en casa mientras duermen y se pondrá a cantar. Y no es una amenaza, pues quien avisa no es traidor.


Siempre suyo,


Clemente Cato


Licenciado en ADE, European-American Máster en Management y Director Adjunto de la oficina española Business Trade Office en el Hotel de Entidades de la Convention Meeting Point Spain-2009, delegación SGAE, pregunten por el rey del Pollo Frito.


Estimado lector:


Agradecemos enormemente memente memente memente su preocupación por los derechos de autor, que compartimos (yo también soy autor: una vez hice un dibujo de mi abuela que me quedó muy chulo). Tengo que declinar (sólo me acuerdo de la 1ª ahora, rosa rosae), sin embargo toda responsabilidad acerca de las acusaciones que dirige usted hacia este blog, ya que el material sospechoso no se encuentra albergado en esta página sino en Scribd.com, de donde realmente se descarga el archivo.
Por otra parte, los beneficios posibles derivados de tal material ya no pueden ser disfrutados por su autor, salvo que se le envíen mediante correo-ouija. Los beneficiarios serían, claro está, sus familiares, y tal vez su perro Diógenes, del que habla en uno de sus cuentos. Pero no me parece justo que reclamen nada. ¿Quién se quedó las noches en vela esperando la llegada de la Musa, que llega cuando le da la gana? Y se me objetará que bueno, que las personas que rodean a un escritor también participan en la creación, siquiera sea soportando el talante del artista. Pero es que Monterroso tenía muy buen carácter. Otra cosa sería si hablásemos de Cela o, qué se yo, de Umbral. Ahí ya no le discutiría.
En fin. No sé si me explico.


Toiakí Enkasawashi, Redactor de la Sección Agrupada de Objetos Perdidos, Consultas del Corazón y Bovinocultura.


Muy señor mío:


Incluso el mismo Augusto Monterrosso manifestó su voluntad de que sus obras sirvieran de sustento para sus allegados y descendientes, según lo explica el acta notarial NT-10023939-H3, de la Notaría Tanoca (C/Colón, 23, 04004 Tegucigalpa, Honduras):

"Conste pues, que todos los dineros que se recabaren de la explotación, edición, industralización, ingesta y representación audiovisual de mis obras deben ser destinados a mi esposa para su solaz y usufructo, amén de los de mis amantes, el amante de mi esposa, mis hijos, mi perro Diógenes y su amante Jenofonte .


Que almenos esto les sirva para el golpe de Estado que va a haber en un futuro -según leí en el Muy Interesante- no haga demasiada mella en su calidad de vida."



En La Voz de Honduras, se publica una carta abierta, con fecha 23-01-1999, que supondría un documento valiosísimo si no fuera porque no la firma el autor. Dicha misiva reza (cito textualmente):



"Si usted cree que tengo mal carácter está en lo cierto. Lo tengo, ¡y muchísimo! Y mala educación. Sí señor, soy una persona maleducada, no soy como usted. ¡Váyase a la mierda! ¡A la mierda!"



Por último, el Fondo Documental Augusto Monterrosso, situado en Tegucigalpa y con el que colabora el Instituto Cervantes, contiene un documento del que se ha hablado poco, y es una introducción a un libro inédito de Monterrosso, jamás publicado, que se hubiera titulado "Ecos del Mediterráneo":



"Xe, mencaguendéu, que eixos internautes me toquen la fava en los blogs ditxosos. Collinses, tant de bo que quan falte els vinguen los de la SGAE i hagen d'amollar la pasta, ja voran la gràcia que els farà. Mal vent se'ls enduga! La manta al coll i el cabasset, mo n'anirem al Postiguet."



Espero que con eso quede desenmascarada su tremenda impostura y se decida a pagar a la SGAE lo que es del César, y también a la SGAE lo que es de Dios, que nosotros ya se lo daremos (palabrita del niño Jesús).



Suyo afectísimo,


Ramón José Simón Valle Peña (alias Ramoncín)


Autor de la novela "La gelatina de soja con cruixent de mató i encenalls de ceps amb micuit de foie i gírgoles amb rovellons ja no se hace como antes"


Ante la situación que se presenta,
dispone este Consejo lo siguiente
(síganme los que quieran la corriente
y los que no, que lean La Regenta):

Al que colgó las obras sin permiso
se le ordena aportar legible copia
o el folio original del acta propia
de cesión de derechos. Este aviso

quedará sin efectos si el artista
renunciara a cobrar el estipendio
que le toca, o si el fuego de un incendio
destruye el mundo, el libro y el copista.

El autor de la obra conocida
por el curioso nombre de La Oveja
negra (rara imaginación refleja)
y demás fábulas ya no está en vida.

Por tanto, el Tribunal Extraordinario
que este Consejo ordena no reclama
por el momento su presencia. Es fama
que los muertos no pagan al Erario

y que tampoco asisten a juicios.
Quede por siempre pura su memoria
y téngalo Dios Padre en su alta Gloria.
Cobrarán, así pues, los beneficios

aquellos descendientes familiares
del referido autor, de nombre Augusto
Monterroso. Es la ley, y es también justo
no hacer con esto juegos malabares.

Al esforzado valedor del gremio
de los autores españoles (SGAE),
probado como está que no decae
su tesón nunca, le concede un premio


el Presidente Ilustre de esta Sala.
Y este es el galardón: tiene licencia
para escribir lo que en buena conciencia
le dé la gana aquí, pues nadie iguala

su buen humor ni su ironía fina.
Esto dispuesto, se recoge en acta,
se cierra la sesión, y el que redacta
se va a leer la prosa cervantina.

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